lunes, 10 de enero de 2011

El Western no había muerto, andaba de parranda.

Sobre True Grit de los Hermanos Coen.

El western siempre deja en nosotros un recuerdo de infancia, un recuerdo de aventuras, un recuerdo de libros pequeños de bolsillo, de las primeras lecturas de muchos, y el apasionamiento por las armas para otros. Es que es imposible dejar al olvido el olor al heno que nunca ha estado cerca de nosotros, el pasto quemado por el sol inclemente que choca en las chaquetas de cuero de los vaqueros, los caballos veloces y las pistolas de cañón largo.



Gracias a este género sabemos que es un Sherif, un duelo, y un bar; gracias a estas películas conocimos Texas, los desiertos y los pueblos fantasma. Sin embargo al hablar de ello es común caer en la melancolía del pasado, es normal pensar de más para traer imágenes a nuestra cabeza, no existen películas western que revivan en nosotros las imágenes de nuestra infancia o de un tiempo pasado.
El cine y sus realizadores habían prácticamente olvidado este género, se había muerto, excepto algunas experiencias, como el heno cuando rondaba en los pueblos, como un caballo en el horizonte. En la historia reciente habían surgido sólo dos películas que reviven el western en historias dramáticas: Unforgiven (1992) de Clint Eastwood y Danza con Lobos (1990) de Kevin Costner, ambas ganadoras del galardón de mejor película en los Globo de Oro y Premios Oscar´s.
Sin embargo son ajenas al verdadero western, fueron hechas con la intensión de western, pero no alcanzan a serlo, se alejan a los temas de la venganza, la persecución, y la consecución de los objetivos propuestos en el viejo oeste.
Ahora se postula como otra película a ganar el famoso galardón, es True Grit, de los Hermanos Coen. Un verdadero western, con esenciales actuaciones y fotografía casi postal, perfecta.



Ethan y Joel Coen no sólo han realizado una película sin precedentes, sino que se han ganado el reconocimiento en taquilla en los Estados Unidos que en sólo tres semanas recaudó 110 millones de dólares en sólo tres semanas.
True Grit (2010) es la segunda versión de este film, que se realizó dirigida en 1969 por Henry Hathaway y que cuenta con la singular actuación de Jhon Wayne, que lo hizo merecedor del Globo de Oro y Oscar´s como mejor actor.



Es decir que el reto era aún mayor; primero por el resurgimiento del western, segundo por el punto en alto dejado en 1969 y tercero por luchar en taquilla con películas como Biutiful de Alejandro González Iñárritu y El discurso del Rey de Tom Hooper.
De igual manera los hermanos Coen como en una gran composición de los Hermanos Lebrón, han estallado en nuestros oídos rítmicas insolubles convertidas en imágenes que saborean nuestros sentidos en total, que rememoran a un alguacil alcohólico y tuerto llamado Rooster, que Wayne dejó en la memoria de muchos y que Jeff Bridges revive de manera implacable.
True Grit revive muchos elementos, rescata muchos conceptos, es el regreso a un buen cine con fundamentos en la historia misma del cine. Es una propuesta nueva dentro lo nuevo, porque no hay que inventar el agua caliente que ya existe, impresionar es también recuperar y realizar de manera adecuada, ya que cuenta con precedentes difícilmente superables.
True Grit es la película, que no sólo debe romper en taquilla, sino esa tendencia de evitar lo clásico, lo perenne y lo que realmente es base del cine que hacemos ahora, en buena hora el western regresa. Que se ausentó por un tiempo, al menos el bien hecho, regresó gracias a los Coen con mayor fuerza, ojalá siga una serie de películas y no sea solo u hito desaprovechado. De pronto el western no había muerto, más bien como dicen en mi tierra andaba de parranda, andaba de fiesta para llegar con más ganas.

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